El partido de ida terminó en un empate sin goles, que alimentaba las esperanzas milanistas de obtener la clasificación en el Camp Nou. Este error, sumado a la imagen y las tres derrotas consecutivas, terminó con la paciencia de un ya nervioso presidente Paco Roig que no le tembló el pulso al destituir a Jorge Valdano como técnico. Será la segunda vez que se dirima una final entre dos selecciones que ya han sido derrotadas, algo que solo había sucedido antes en la final de 1978 entre Argentina y Países Bajos, con derrotas de ambas en fase de grupos, ante Italia y Escocia, respectivamente.